23.12.09

Las duras enseñanzas de 2009. Joseph E. Stiglitz

La búsqueda por parte de los banqueros de su propio interés (codicia) no dio como resultado el bienestar de la sociedad; ni siquiera prestó buenos servicios a los accionistas y a los titulares de bonos.


23-12-2009 - Lo mejor que se puede decir de 2009 es que podría haber sido peor, que nos retiramos del precipicio del que parecíamos colgados a finales de 2008 y que 2010 será casi con toda seguridad mejor para la mayoría de los países.

El mundo ha aprendido también algunas enseñanzas valiosas, aunque con un gran costo para la prosperidad actual y futura y que fue innecesariamente elevado, en vista de que ya deberíamos haberlas aprendido.

La primera enseñanza es la de que los mercados no son autocorrectores. De hecho, sin una regulación adecuada, son propensos al exceso. En 2009, volvemos a entender por qué la mano invisible de Adam Smith lo parece con tanta frecuencia: es que no está. La búsqueda por parte de los banqueros de su propio interés (codicia) no dio como resultado el bienestar de la sociedad; ni siquiera prestó buenos servicios a los accionistas y a los titulares de bonos.

Desde luego, no los prestó a los propietarios de viviendas que las están perdiendo, a los trabajadores que han perdido sus empleos, a los jubilados que han visto cómo se esfumaban sus fondos para la jubilación ni a los contribuyentes que han pagado centenares de miles de millones para rescatar a los bancos.

Bajo la amenaza de desplome de todo el sistema, la red de seguridad, destinada a ayudar a las personas desafortunadas a satisfacer los imperativos de la vida, se hizo generosamente extensiva a los bancos comerciales, después a los bancos de inversión, a las empresas de seguros, a las empresas automovilísticas e incluso a las empresas que conceden préstamos para la compra de automóviles. Nunca se había transferido tanto dinero de tantos para tan pocos.

Tranferencia de los pobres a los ricos
Estamos acostumbrados a concebir la transferencia de dinero gubernamental de los acomodados a los pobres. En este caso han sido los pobres y las clases medias quienes han transferido dinero a los ricos. Contribuyentes ya agobiados por una pesada carga vieron que su dinero, destinado a ayudar a los bancos a prestar para que se recuperara la economía, iba a pagar primas y dividendos hinchados. Los dividendos deben ser una participación en los beneficios: en este caso han sido simplemente una participación en la magnanimidad gubernamental.

La justificación fue la de que el rescate de los bancos, por desordenado que fuera, permitiría la reanudación de los préstamos. No ha sido así. Lo único que ha sucedido ha sido que los contribuyentes medios han dado dinero a las propias entidades que habían estado afanándoselo durante años mediante préstamos depredadores, tipos de interés usureros de las tarjetas de crédito y comisiones no transparentes.

El rescate puso al descubierto una profunda hipocresía en derredor. Quienes habían predicado la contención fiscal cuando se trataba de programas de protección social para los pobres ahora clamaban por el mayor programa de protección social del mundo. Quienes se habían pronunciado a favor de la virtud de la “transparencia” del mercado libre acabaron creando sistemas financieros tan opacos, que los bancos no se aclaraban con sus propios balances.

Y después se indujo también al Gobierno a que cayera en formas cada vez menos transparentes de rescate para ocultar su magnanimidad con los bancos. Quienes habían sostenido la necesidad de “rendición de cuentas” y “responsabilidad” ahora intentaban conseguir la cancelación de las deudas al sector financiero.

La segunda enseñanza importante permite entender por qué los mercados con frecuencia no funcionan como deberían. Hay muchas razones para los fallos de los mercados. En este caso, las “entidades demasiado grandes para caer” tenían incentivos perversos: si especulaban y les salía bien, se llevaban los beneficios; si perdían, pagaría el contribuyente.

Además, cuando la información es imperfecta, los mercados con frecuencia no funcionan bien... y las informaciones imperfectas son fundamentales en las finanzas. Las externalidades son omnipresentes: la quiebra de un banco ha impuesto costos a otros y las quiebras del sistema financiero han impuesto costos a los contribuyentes y a los trabajadores de todo el mundo.

Políticas keynesianas
La tercera enseñanza es la de que las políticas keynesianas sí que funcionan. Los países, como Australia, que aplicaron en seguida grandes planes de estímulo bien concebidos salieron antes de la crisis. Otros países sucumbieron a la vieja ortodoxia impuesta por los brujos financieros que nos metieron en este lío.

Siempre que una economía entra en recesión, aparecen déficits, pues los ingresos fiscales se reducen antes que los gastos. La vieja ortodoxia sostenía que había que reducir el déficit –subir los impuestos o reducir los gastos– para “restablecer la confianza”, pero esas políticas casi siempre reducían la demanda agregada, conducían la economía a un contracción más profunda y socavaban aún más la confianza: el ejemplo más reciente fue cuando el Fondo Monetario Internacional insistió en su aplicación en el Asia oriental en el decenio de 1990.

La cuarta enseñanza es la de que la política monetaria consiste en algo más que en luchar contra la inflación. Una insistencia excesiva en la inflación hizo que algunos bancos centrales pasaran por alto lo que estaba sucediendo a sus mercados financieros. Los costos de una inflación suave son minúsculos en comparación con los que se imponen a las economías cuando los bancos centrales permiten que las burbujas de activos sigan descontroladas.

La innovación no siempre es para mejor
La quinta enseñanza es la de que no todas las innovaciones propician una economía más eficiente y productiva... y menos aún una sociedad mejor. Los incentivos privados cuentan y, si no están bien alineados con los réditos sociales, el resultado puede ser una asunción de excesivo riesgo, un comportamiento caracterizado por una excesiva estrechez de miras y una innovación distorsionada. Por ejemplo, mientras que los beneficios de muchas de las innovaciones de la ingeniería financiera de los últimos años resultan difíciles de demostrar, y más aun de cifrar, los costos asociados con ellas –tanto económicos como sociales– son patentes y enormes.

De hecho, la ingeniería financiera no ha creado productos que ayudaran a los ciudadanos corrientes a gestionar el simple riesgo de la propiedad de su vivienda... con la consecuencia de que millones de ellos la han perdido y es probable que otros millones más la pierdan también. En cambio, la innovación fue encaminada a perfeccionar la explotación de los menos instruidos y a conculcar los reglamentos y las normas de contabilidad concebidas para volver más eficientes y estables los mercados. A consecuencia de ello, los mercados financieros, que deben gestionar el riesgo y asignar el capital de forma eficiente, crearon riesgo e hicieron asignaciones disparatadas.

Pronto sabremos si hemos aprendido las enseñanzas de esta crisis algo mejor de lo que deberíamos haber aprendido las mismas que se desprendían de crisis anteriores. Lamentablemente, a no ser que los Estados Unidos y otros países industriales avanzados logren avances mucho mayores en materia de reformas del sector financiero en 2010, podríamos afrontar otra oportunidad de aprenderlas.

Joseph E. Stiglitz. Profesor de la Universidad de Columbia,
obtuvo el premio Nobel de Economía en 2001.
5 Project Syndicate
Expansión

2.11.09

El drama de inflar las ruedas al automóvil. Mar Díaz-Varela

Las ayudas públicas han evitado el hundimiento del sector y han reducido los despidos a 26.000, la mitad de los inicialmente previstos en mayo

02-11-2009 - Se habla mucho del estallido de la burbuja inmobiliaria, que se ha llevado por delante a la mitad del sector de la construcción en España. Sin embargo, apenas se habla de la burbuja del sector del automóvil, que ha estado a punto de despeñarse y que se ha salvado en el último momento gracias a las ayudas públicas. Se trata de la peor crisis que ha vivido en más de cien años de historia y, aunque lo peor ha pasado, nadie se atreve a asegurar que las dieciocho fábricas ahora instaladas seguirán en España.

"A pesar de las ayudas y el esfuerzo que hemos hecho los trabajadores, el futuro de las fábricas no está garantizado más de diez años", dice el secretario general de la automoción de MCA-UGT. Una opinión que comparte al cien por cien el actual dirigente de CC. OO., Ignacio Fernández Toxo, que al provenir del metal ha sido uno de los hombres clave a la hora de articular un plan de salvamento público.

Nadie parece haberse dado cuenta de que la crisis financiera, que en España tiene su propio perfil, ha hecho de catalizador de nuestras crisis internas que estaban larvadas en construcción, industria y turismo, afirma Luis Garicano, de la London School of Economics. Esto va a ser el detonante de un cambio de modelo productivo, para lo que hacen falta profundas reformas, centradas en el mercado laboral. El propio líder del metal, Lito, reconoce que "tendremos que hacer importantes sacrificios en sectores obsoletos como componentes de automóvil y construcción naval".

Con el plan de ayudas públicas articulado por el ministro de Industria, Miguel Sebastián, "España ha ganado tiempo frente a los países emergentes para frenar la deslocalización, pero no ha resuelto el problema. Es un sector sobredimensionado", afirma José Antonio Bueno, socio de Europraxis, quien asegura que sólo tienen garantizada la permanencia de las fábricas los países de origen de las marcas (Alemania y Francia). Es decir, que al gigante se le han dado muletas para que siga andando, pero nadie tiene la menor duda de que en menos de una década el sector no tendrá nada que ver con lo que es en la actualidad. Como explica el que fue presidente de Mercedes y uno de los máximos expertos en el sector, Carlos Espinosa de los Monteros, en España seguirán fabricándose automóviles pero no en el volumen actual. El sector estima que hay un exceso de capacidad del 30%.

La tendencia es que las fábricas se localicen más cerca de los mercados de consumo para optimizar el coste logístico, que supone el 15% del precio final del vehículo, frente al 9% o 10% que representa la mano de obra, como explica Germán López Madrid, presidente de Aniacam.

Para el presidente de Renault España, Jean-Pierre Laurent, los dos elementos determinantes para el futuro del automóvil son China (tanto como fabricante como en calidad de consumidor) y el hidrógeno, donde todos los fabricantes están haciendo fortísimas inversiones (en Europa se destina el 5% de la facturación a I+ D, unos 20.000 millones de euros).

Esta industria está sumida en una profunda reestructuración y apuesta por el coche eléctrico para salvar la viabilidad de las grandes marcas. "Para España es una ventana de oportunidad, casi la única", afirma Jordi Ollé, de Ernst & Young. Esto explica que el ministro de Industria haya hecho una apuesta por el desarrollo del coche eléctrico y lo haya convertido en uno de los pilares de la futura ley de economía sostenible. Una apuesta controvertida y arriesgada, ya que según los expertos, "no será una realidad antes del 2014. El problema es cómo se sobrevive hasta entonces".

La supervivencia de las fábricas se cuestiona cada vez que se introduce una innovación en un modelo, por lo que ni siquiera la adjudicación de un modelo garantiza su continuidad.

Esto explica que el sector se haya convertido en un adicto a la ayudas públicas, que nadie se atreve a cuantificar. Sin embargo, no está claro que la estrategia de financiar a las marcas sea lo más eficaz dado que ninguno es español. En la industria auxiliar de componentes, está el verdadero esfuerzo de innovación de empresas españolas, como Gestam (líder en el mundo en algunos productos), Antolin o Ficosa.

En España hay 18 factorías y 12 fabricantes, que emplean directamente a 70.000 personas, producen 1,150 millones de vehículos de los que exportan el 85%, lo que convierte España en el octavo productor mundial y el tercero de Europa. Los componentes son el 70% del tejido industrial, dan empleo a unas 250.000 personas y están muy atomizados en unas mil empresas. La distribución da empleo a 156.000 empresas y han cerrado el 30% de concesionarios sin ningún efecto mediático porque son pymes, critica Germán López Madrid.

Sumados concesionarios, logística, talleres y otros servicios, el sector representa el 3,5% del PIB y, según Anfac, el 9% de la población activa.

Durante el boom económico todo este entramado se podía mantener. En el 2005 se producían 3 millones de automóviles y se vendían en España más de 1,6 millones de vehículos. Sin embargo, el ritmo era insostenible.

Era una burbuja. Por eso cuando se produce la recesión las ventas se desploman. Este año se venderán 900.000 vehículos. Esto provocó el anuncio de varios ERE, que afectaban a 46.000 trabajadores. Esto explica la rápida articulación de un Plan E específico dirigido a subvencionar las compras. Ha sido un éxito. Ha logrado reducir los ERE a 20.000 personas. Todos los expertos coinciden en que no resuelve el problema. Pan para hoy y hambre para mañana.

Mar Díaz-Varela
La Vanguardia

21.10.09

Bancos zombis. Juan Francisco Martín Seco

Los gobiernos del mundo nos están engañando. Nos han dicho que era preciso salvar a los bancos -lo que podía ser cierto-, pero han terminado por salvar a los banqueros (los accionistas) y a los administradores, lo que no sólo era innecesario sino también ilícito.

21-10-2009 - La aseveración de que era preciso emplear miles de millones de euros o de dólares de los contribuyentes en sanear las entidades financieras debería haber obligado a los mandatarios a adoptar tres decisiones. La primera, pedir disculpas y mostrar arrepentimiento por haber abdicado de sus funciones y haber desatendido un sector tan estratégico, dejándolo sin control en manos privadas, sobre todo, teniendo en cuenta que el desaguisado íbamos a pagarlo después todos los ciudadanos. La segunda, exigir responsabilidades a los gestores que habían conducido a la ruina a las entidades financieras y, desde luego, forzar, antes de sacar un euro de las arcas públicas, que los administradores abandonasen sus puestos y los accionistas perdiesen su dinero. La tercera, intervenir quirúrgicamente de modo inmediato, sin prolongar la agonía. Si tan necesario resulta para la economía sanear el sistema financiero, no se puede permitir la permanencia de bancos zombis que, con tal de no mostrar sus vergüenzas, están ahogando financieramente a las empresas y a las familias restringiéndoles el crédito.

Pues bien, las autoridades españolas no han tomado ninguna de esas tres decisiones. Con respecto a la primera, lejos de pedir perdón, nos han hecho creer que el sistema financiero español gozaba de muy buena salud, que su único problema era de solvencia y que la actuación del Tesoro iba a consistir tan sólo en préstamos y avales, sin que ello acabase costando un euro al contribuyente. La Caja de Castilla-La Mancha dejó al descubierto el infundio al demostrar la necesidad de la ayuda pública. El Gobierno creó el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) con una aportación inicial de 9.000 millones de euros, ampliables hasta los 99.000 en los años próximos. Cantidad tan fabulosa y periodo tan dilatado de tiempo indicaban bien a las claras que el mal era mucho más profundo de lo que se había afirmado.

En cuanto a la segunda decisión, desde el principio era muy claro que no estábamos dispuestos, como sí lo estaban algunos de nuestros vecinos, a seguir el camino de la nacionalización con el cese y la liquidación de administradores y propietarios. Hasta ahora, las operaciones de rescate que han salido a la luz hacen referencia a las cajas de ahorro. Estas entidades poseen una naturaleza jurídica muy especial. No son privadas, pero tampoco públicas. Tienen lo peor de las dos. Carecen del control de las verdaderas entidades públicas, pero están sometidas a los intereses provincianos de los políticos de la periferia. Que sepamos, porque todo se lleva con bastante secretismo, tres son las operaciones ya realizadas o a punto de finalizar, y que van a necesitar recursos del FROB, es decir, de los contribuyentes: la intervención por el Banco de España de la Caja de Castilla-La Mancha y dos fusiones, la de Caixa Terrasa con Caixa Sabadell, Caixa Girona y Caixa Manlleu, y la de Caixa Catalunya con Caixa Tarragona y Caixa Manresa.

Las fusiones son la forma de ocultar la verdadera realidad de la operación, que una o más cajas de las fusionadas están pasando por graves dificultades económicas y necesitan la ayuda del Estado: 750 millones de euros la intervención de la Caja de Castilla-La Mancha, 500 millones la primera de las fusiones y más de 1.500 millones la segunda. Compárense estas cantidades con la destinada a incrementar la cobertura del seguro de desempleo, 640 millones de euros, y se verá la falacia de esa llamada a la solidaridad para subir los impuestos. Esos recursos no van tanto a gastos sociales como a sanear las entidades financieras.

Siguiendo la lógica de lo anteriormente señalado, por lo menos se debería haber prescindido de los ejecutivos y del consejo de administración. Resulta bastante incomprensible que Narcis Serra continúe al frente de la nueva entidad. Si el dinero lo pone el Estado, la nueva caja debería pasar a poder del Estado, y si va a quedar en manos de la Diputación de Barcelona, de Tarragona y de algunas otras corporaciones catalanas, de manera que puedan seguir dando subvenciones mutuas a las fundaciones de CiU y del PSC, pues entonces que sean las diputaciones las que pongan el dinero.

En cuanto a la tercera decisión, es evidente que las autoridades españolas están retrasando el saneamiento de las entidades financieras y permitiendo que oculten con diversas triquiñuelas su verdadera situación. Las agencias de calificación no me dan ninguna confianza, pero lo que Moody's acaba de señalar públicamente era un secreto a voces. Con este comportamiento se está intentando salvar a los administradores y a los accionistas, pero al restringir consecuentemente el crédito se hace un daño enorme a la economía y se prolonga aún más la crisis económica. Más valdría que el gobernador del Banco de España no se preocupase tanto de los problemas del mercado laboral y sí de controlar a las entidades financieras y no permitir la supervivencia de bancos zombis.

Juan Francisco Martín Seco
Estrella Digital

11.9.09

Selección natural: Los millonarios y el "estado de calamidad pública". Manuel Freytas


En el sistema capitalista la lógica de producción no se mide por la satisfacción de las necesidades básicas de la sociedad (comida, vivienda salud, educación etc.) sino por los parámetros de optimización de la rentabilidad capitalista privada.

11-09-2009 -

Por lo tanto, y siguiendo el estricto orden capitalista vigente, quien no pueda pagar por su comida tampoco podrá consumirla. Es la nueva teoría de la "selección natural de las especies", no ya formulada por Darwin sino por las corporaciones trasnacionales y las potencias imperialistas centrales que han convertido al planeta en un gran mercado. Con una lógica imperante: La supervivencia sólo está reservada a los que tienen dinero para pagarla.


Este martes el presidente de Guatemala, Álvaro Colom, decretó el estado de "calamidad pública" como medida para enfrentar la crisis alimentaria y de nutrición que afecta a 54.000 familias y que se ha cobrado la vida de unos 25 niños, señala una información difundida por las agencias internacionales.

Unas 54.000 familias sufren las consecuencias del hambre según las autoridades guatemaltecas, y se teme que otras 400.000 puedan verse afectadas antes de que acabe el año.

Según la agencia de noticias AFP, un estudio de la Secretaría de Salud Alimentaria (Sesan), presentado el 16 de agosto "indicó que el número de comunidades en peligro de hambruna se elevó en 113% en los últimos tres meses". Según la misma agencia, 462 personas murieron por este causa entre enero y julio de este año.

"He decidido hacer uso de la ley de orden público y declarar un estado de calamidad pública en todo el territorio nacional, ya que las consecuencias de la insuficiencia alimentaria y nutricional no afectará solamente a los departamentos del Corredor Seco, sino al conjunto del país", dijo Colom.

En abril de 2009, Unicef publicó un informe en el que advertía que uno de cada dos niños guatemaltecos sufría de desnutrición crónica y que 80% de los niños y niñas indígenas menores de 5 años tiene serios problemas alimenticios.

A pesar de estar lejos de la situación económica de Haití (el país más pobre de América Latina), Guatemala duplica los casos de desnutrición que tiene el país caribeño.

De los 13,3 millones de guatemaltecos, más de la mitad vive en condiciones de pobreza y su principal sustento es la agricultura, afectada cada año por las sequías o las inundaciones que provocan la pérdida de cosechas de maíz y frijol, su principal sustento.

¿Qué tal?, ¿Y como andamos de millonarios por Guatemala y América Latina? Obviamente que de eso no habla ningún medio o agencia internacional del sistema, que describen (como siempre) la pobreza y la riqueza por separado, mostrando el fenómeno pero no las causas.

Las comparaciones numéricas y estadísticas de las cifras de riqueza concentrada en pocas manos con la pobreza, el hambre y la marginación humana extendidas masivamente por todo el planeta, son infinitas, y ponen al descubierto, más que cualquier imagen o palabra, la verdadera naturaleza del sistema capitalista instalado como "única civilización" posible en el mundo.

Según datos del Banco Mundial y de la ONU, más de 1.000 millones de personas en el planeta viven en estado de indigencia y no alcanzan a cubrir sus necesidades básicas de alimentación. Se trata del segmento comprendido dentro de lo que el presidente de Guatemala califica como "estado de calamidad pública".

Con solo dos dólares al día, 2.800 millones de personas, casi la mitad de la humanidad, viven hoy sin los recursos elementales para subsistir en los niveles más precarios.

Pero si ese fenómeno estadístico contrastante sorprendía, ya fue empalidecido por otro aún más brutal y descarnado que emerge del nuevo modelo de explotación y acumulación capitalista nivelado en todo el planeta: El mayor crecimiento de las fortunas personales (los multimillonarios) se produce en los países más pobres, los cuales registran niveles superiores en cantidad de súper millonarios, a los que se registran en EEUU y los países centrales.

Según el Reporte Anual de Riqueza Global correspondiente al año 2007, realizado por Merrill Lynch y la consultora Capgemini, publicado en The Wall Street Journal, la población de millonarios en los países emergentes creció casi cinco veces más que en Estados Unidos, la principal economía del mundo.

Los mercados emergentes, incluidos los países de América Latina -según el Reporte-, están marcando la pauta del crecimiento económico global y sus ciudadanos más acaudalados se están convirtiendo en entusiastas coleccionistas, especialmente de obras de arte y objetos que reflejan sus identidades culturales.

Según la definición de Wikipedia, se denomina "país emergente" al país que, siendo una economía subdesarrollada, por razones de tipo económico plantea en la comunidad internacional un ascenso en función de su nivel de producción industrial y sus ventas al exterior, colocándose como competidor de otras economías más prósperas y estables por los bajos precios de sus productos.

Pero, y según datos del Banco Mundial y de la ONU, en las naciones "emergentes" emblemáticas como China, Asia y Brasil (paradigmas del informe) se concentran alrededor de 700 millones de personas viviendo por debajo de los umbrales de la pobreza (más de un 11% de la población mundial).

Por lo tanto, y para precisar, un país "emergente" es el ejemplo más emblemático de la concentración de riqueza capitalista en pocas manos (crecimiento económico), con empobrecimiento masivo de las mayorías de la sociedad.

Según el Reporte Anual de Riqueza Global (año 2007), el dato del éxodo de millonarios hacia los países emergentes representa la mayor divergencia entre EEUU y las grandes economías en desarrollo desde que se empezó a compilar la información en 2003.

El número de millonarios en Brasil, Rusia, India y China saltó 19% en 2007, en comparación con el crecimiento de 3,7% en EEUU, la menor expansión desde 2002, según ese Reporte.

Aún así, EEUU sigue dominando la economía millonaria en el mundo.

Ese país tiene más de tres millones de millonarios financieros, definidos como aquellos con activos aptos para invertir de US$ 1 millón o más.

Eso significa 100.000 más que en 2006. Pero -según el Reporte Anual de Riqueza Global año 2007- los mercados emergentes capturaron la mayor parte del crecimiento millonario del año pasado, con Brasil, China, India y Rusia agregando 133.000 nuevos millonarios.

Cabe consignar que en el otro extremo del "mundo emergente", según datos del Banco Mundial, 1.100 millones de personas en el planeta son oficialmente pobres. Es decir que una persona de cada cinco vive con menos de un dólar (menos de 70 céntimos de euro) al día.

Con el umbral de dos dólares al día, son 2.800 millones de personas, casi la mitad de la humanidad, quienes viven sin los recursos necesarios para supervivir.

En los países pobres -según la ONU-, 120 millones de personas carecen de agua potable, 842 millones de adultos son analfabetas, 766 millones no cuentan con servicios de salud, 507 millones cuentan con una esperanza de vida de tan sólo 40 años de edad, 158 millones de niños sufren algún grado de desnutrición y 110 millones en edad escolar no asisten a la escuela.

Según el Reporte Anual de la Riqueza mencionado, el gran triunfador en materia de crecimiento de millonarios en el 2007 fue India (con 300 millones de pobres), cuya población de millonarios creció 23% en 2007, comparado con un crecimiento de 21% en 2006, la mayor expansión del mundo. China registró un avance de 21%, seguido por Brasil con 19% y Rusia con 14%.



Tras años de ascenso, la participación estadounidense en el mercado de los millonarios del mundo cayó ligeramente de 31% en 2006 a 30% en 2007.

Asimismo, su participación en la riqueza millonaria cayó de 31% en 2006 a 29% en el 2007 y se preveía que siguiese bajando en los próximos cinco años, según el informe.

La participación de Europa en el mercado de los millonarios ha descendido aún más, de 36% en 2002 a 31% en 2007. Mientras tanto, la proporción de millonarios que le pertenece a los mercados emergentes de India, Brasil, Rusia y China ha aumentado de 6% hace cinco años a 8%.

Los números del Reporte Anual de la Riqueza mencionado apuntan a una nueva realidad económica: los ricos de mañana muy probablemente provendrán del Oriente más que del Occidente.


El alza en los precios del petróleo y las materias primas, el cambio de dirección de los flujos financieros a mercados emergentes de rápido crecimiento, el alza en las tasas de ahorro fuera de EEUU y la caída del dólar han impulsado el auge de nuevos millonarios y multimillonarios en países antes conocidos por su pobreza extrema.

Según el Reporte 2007, el crecimiento de la riqueza en el Este podría modificar los patrones de inversión y gasto en EEUU, así como de donaciones y creación de empresas.

Los más de US$40 billones (millones de millones) en manos de los millonarios del mundo se alejarán cada vez más de EEUU y otras grandes economías porque los nuevos millonarios prefieren invertir en sus propios países.

Para tener una dimensión de esta cifra, hay que consignar que el PBI mundial (el producido anual por el trabajo humano a escala global) alcanza a US$ 60 billones, por lo que la cantidad concentrada en manos de los millonarios capitales equivale al 66% del PBI mundial.

Pero hay cifras más escalofriantes aún, según el Wall Street Journal, los activos financieros globales (el dinero especulativo sin fronteras), suman alrededor de US$ 59,4 billones (millones de millones), equivalentes casi a la totalidad del PBI mundial.

En el otro extremo del "mundo de los millonarios", y según el Banco Mundial, en Asia Meridional se concentra la mayor cantidad de población que subsiste con 1 dólar, es decir 515 millones de personas. Seguida por Asia Oriental y Suoriental y el Pacífico donde 446 millones de personass viven en estas condiciones. 219 millones en África al Sur del Sahara. En América Latina y el Caribe (con 200 millones de pobres) 110 millones de personas viven con 2 dólares diarios. En Europa Oriental y en los países de Asia Central 120 millones de personas viven con 4 dólares al día.



En un capítulo especial dedicado al tema del hambre realizado en colaboración con el Programa Mundial de Alimentos de la ONU (PMA), la CEPAL estima que el 11% de la población de América Latina está subnutrida.

De acuerdo con Reporte Anual de Riqueza Global, la riqueza se concentra cada vez más entre los ricos, especialmente los "súper-ricos". La población súper-rica, o aquella con US$30 millones o más de activos aptos para invertir, subió 8,8% a nivel mundial el año pasado, mientras que sus fortunas crecieron un desproporcionado 14,5%.

Los súper-ricos de la India (con 300 millones de pobres) ya ocupan cuatro de los ocho primeros puestos en la lista de los multimillonarios de la revista Forbes, mientras que el mexicano Carlos Slim superó a Bill Gates para quedarse con el segundo lugar. El número uno es el magnate Warren Buffett mientras que Gates tiene el tercer lugar.

Se espera que en 2009 las inversiones de los millonarios del mundo en Norteamérica caigan a 39% de todas las inversiones, frente a 42% en 2007, dice el informe.

Igualmente, es probable que el cambio acelere la desigualdad económica mundial -señala-, ya que el mayor crecimiento de millonarios y multimillonarios está ocurriendo en países con amplias brechas entre ricos y pobres.

De acuerdo con el Reporte, el dinero que fluye a los mercados bursátiles ha creado un auge de ofertas públicas iniciales (OPI) y acciones que puede dar pie a fusiones. Eso ha impulsado el aumento de lo que los banqueros privados llaman "eventos de liquidez", cuando el dueño o ejecutivo de una compañía capitaliza sus participaciones, convirtiéndose de esa forma en un millonario o multimillonario.

"Los mercados financieros se están arraigando en estos países y eso les permite a sus empresarios capitalizar en sus negocios", señala Kenneth Rogoff, un economista de la Universidad de Harvard.

"La globalización de la creación de riquezas se ha acelerado", comentó Bertrand Lavayssiere, director del grupo de servicios financieros de Capgemini. "Si el año 2005 se caracterizó por el flujo de inversiones en fondos internacionales por parte de las personas con patrimonios elevados, 2006 marca el comienzo de una nueva era donde las economías emergentes avanzaron con fuerza gracias a la inversión extranjera, la fuerte demanda interna y grandes ganancias en los mercados bursátiles".

El "nuevo modelo"



Hay que señalar al respecto, y para resumir este cambio del mapa de la riqueza enunciado por el Reporte Anual de la Economía Global, que la emigración de los capitales especulativos sin fronteras a los países emergentes se da principalmente porque en esos países el capital financiero no está gravado con impuestos debido al "libre mercado" y la "apertura económica" que EEUU impuso en los mismos.

Gracias a las legislaciones de "apertura económica", "libre mercado" y "privatizaciones" impulsadas en la década del noventa por Washington, en los países dependientes ya no existen controles estatales, ni leyes financieras ni legislaciones laborales que pongan barreras a la depredación del capitalismo "sin fronteras" de los bancos y corporaciones transnacionales que han pasado a controlar los gobiernos y el sistema económico-productivo y los recursos naturales de esos países a escala mundial.

Fuera de EEUU o de los países centrales, esas corporaciones (que controlan gobiernos y países a nivel planetario) pagan salarios africanos (mano de obra esclava), evaden impuestos, y no tienen ningún marco regulatorio al ingreso y salida de sus capitales y ganancias, debido al "libre mercado" y a la "apertura económica" (columna vertebral de la "globalización") que terminó con el control de los estados nacionales (hoy gerencias de enclave de las trasnacionales) sobre sus economías y recursos naturales.

Este es el punto central por el que esos bancos y trasnacionales (con activos e ingresos que superan al de decenas de estados dependientes juntos) protegidas por la bandera y las embajadas estadounidenses, amparadas en el poderío de la maquinaria militar-nuclear de EEUU, cosechan el grueso de sus ganancias y expansión fuera de los EEUU.

En este "modelo" se nutre la nueva "fábrica de millonarios" de los países emergentes detallada en el Reporte Anual de la Riqueza Global elaborado por Merrill Lynch y la consultora Capgemini.

El informe, nacido de las entrañas del sionismo financiero (Merrill Lynch) aporta una nueva dimensión numérica de la depredación capitalista a escala planetaria.

Y esto demuestra que, a partir se saber sumar, dividir o multiplicar, o simplemente utilizando una calculadora digital, cualquiera está en condiciones de averiguar para qué sirven la instituciones, la economía, la cultura y toda la fachada jurídica y social del sistema capitalista vendido todos los días como un orden "natural" por la estructura de los medios masivos de comunicación.

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Manuel Freytas es periodista, investigador, analista de estructuras del poder, especialista en inteligencia y comunicación estratégica. Es uno de los autores más difundidos y referenciados en la Web.
IAR Noticias

10.9.09

Que el remedio no acabe con el capitalismo. Gary Becker y Kevin Murphy

Incluso si la culpa de esta crisis recae en su totalidad sobre el capitalismo, las pérdidas derivadas de la recesión palidecen frente a los grandes logros de décadas anteriores, que han permitido que la renta per cápita aumentara casi un 40% en 30 años.

08-09-2009 - El capitalismo ha sido herido por una severa recesión global. Mientras los gobiernos siguen decidiendo qué restricciones hay que imponer sobre los mercados, en especial sobre los financieros, la destrucción de la riqueza provocada por la recesión debería analizarse en el contexto de la inmensa creación de riqueza y la mejora del bienestar en las tres últimas décadas. No se debe correr el riesgo de que las reformas, tanto financieras como no financieras, destruyan la fuente de estas mejoras de la prosperidad.

Tomemos en consideración estas extraordinarias estadísticas sobre el rendimiento de la economía mundial desde 1980. El producto interior bruto mundial real creció cerca de un 145% entre 1980 y 2007, o una media del 3,4% anual. La denominada codicia capitalista que motivó a empresarios y a trabajadores ambiciosos ayudó a cientos de millones de personas a salir de la miseria absoluta. El papel desempeñado por el capitalismo a la hora de crear riqueza queda patente en el fuerte incremento experimentado por las rentas china e india después de introducir reformas basadas en el mercado (China a finales de los años 70 e India en 1991). La salud global, calculada sobre la esperanza de vida a distintas edades, también ha aumentado con rapidez, especialmente en los países con rentas más bajas.

Grandes logros

Sin duda, el rendimiento del capitalismo debe medirse incluyendo esta y otras recesiones además de las décadas de gloria. Incluso si la culpa de esta crisis recae en su totalidad sobre el capitalismo las pérdidas derivadas de la recesión palidecen frente a los grandes logros de décadas anteriores. Supongamos, por ejemplo, que la recesión se convierte en un depresión, en la que el PIB mundial caiga un 10% entre 2008 y 2010, un supuesto pesimista. Entonces el crecimiento del PIB mundial entre 1980 y 2010 ascendería al 120%, o cerca de un 2,7% durante este periodo de 30 años. Esto ha permitido que la renta per cápita aumentara casi un 40% incluso pese a que la población mundial creció a un ritmo de apenas un 1,6% anual durante el mismo periodo.

Por consiguiente, a la hora de diseñar las reformas para reducir la probabilidad de futuras contracciones severas, habría que tener en cuenta los logros del capitalismo. Los gobiernos no deberían poner trabas a mercados que saben que reportarán altos índices de crecimiento a las economías pobres de África, Asia y el resto del mundo, cuya presencia en la economía mundial ha sido limitada. Las nuevas economías que intenten acelerar la recuperación deberían seguir el principal principio de la medicina: no causar daños. Esto choca con una opinión común, aunque errónea, incluso entre muchos de los defensores del libre mercado, que afirma que es mejor intentar hacer algo para ayudar a la economía en lugar de cruzarse de brazos. La mayoría de las intervenciones -incluidas las políticas aleatorias-, por su propia naturaleza, perjudicarían más de lo que ayudarían, aumentando en gran parte una incertidumbre y un riesgo tan altos ya en esta crisis.

Las reacciones de los gobiernos han demostrado que existe el peligro de que las intervenciones diseñadas para ayudar puedan agravar el problema. Incluso pese a contar con políticos capacitados, hemos ido de error en error desde agosto de 2007.

Defectos del enfoque

Estos problemas son síntoma de tres defectos básicos en el actual enfoque sobre la crisis: suponen un diagnóstico demasiado general del problema, aportan la errónea idea de que los fallos del mercado son fácilmente superados por las soluciones gubernamentales, y no tienen en cuenta los costes a largo plazo de las actuales actuaciones.

La prisa por "solucionar" los problemas de la crisis ha abierto las puertas a actuaciones de los gobiernos en muchos frentes. Muchas de ellas tienen poco o nada que ver con la crisis o sus causas. Por ejemplo, la administración Obama ha propuesto cambios radicales en las políticas para el mercado laboral con el objetivo de fomentar la sindicación y un establecimiento de salarios más centralizado, incluso pese a que la relativa libertad del mercado laboral estadounidense no contribuyó en modo alguno a esta crisis, y a que ayudaría a acortarla. De igual modo, la reacción violenta contra el capitalismo y la "codicia" se han empleado para justificar nuevas inspecciones antimonopolio, una mayor regulación de una serie de mercados, y un aumento del control sobre los precios de la asistencia sanitaria y los medicamentos. Incluso una de las ideas que goza de menos prestigio, el proteccionismo, ha sido apoyada bajo el disfraz de un estímulo económico. Semejantes políticas serían un error. En la actualidad no albergan más sentido del que tenían hace unos años, y su revocación podría llevar mucho tiempo.

El fracaso de innovaciones financieras como los valores respaldados por hipotecas de alto riesgo, los problemas generados por modelos de riesgo que ignoraron la posibilidad de que los precios de las viviendas sufrieran bruscos descensos y la sobrecarga de riesgo sistémico son claros fallos del mercado, aunque las innovaciones en las finanzas también contribuyeron al boom global de las tres últimas décadas.

Actuaciones contraproducentes

La gente que cometió estos errores sufrió pérdidas, y muchas de ellas cuantiosas. Estas pérdidas hacen que los participantes de estos mercados cuenten con un importante incentivo para corregir sus errores la próxima ocasión. En este sentido, muchas actuaciones de los gobiernos han sido contraproducentes, protegiendo a los actores de las consecuencias de sus acciones y evitando ajustes en el sector privado.

Las alegaciones que exponen que la crisis fue consecuencia de una pobre regulación tampoco resultan convincentes. Por ejemplo, los bancos comerciales han estado sometidos a una regulación superior a la de la mayoría del resto de instituciones financieras y, sin embargo, no obtuvieron mejores resultados -en muchos sentidos fueron incluso peores-. Los reguladores se vieron atrapados por la misma mentalidad que los inversores, movida por la burbuja, y no ejercieron la autoridad para regular de la que gozaban.

Sin embargo, incluso las grandes crisis son sólo pausas en el progreso a largo plazo si mantenemos los motores del futuro crecimiento intactos. Este crecimiento depende de las inversiones en capital físico y humano, y de las nuevas ideas -lo que requiere un clima económico estable-. Es probable que la incertidumbre sobre el alcance de la regulación tenga como consecuencia no deseada un nuevo aumento del riesgo de esas inversiones.

La Gran Depresión provocó un alejamiento global del capitalismo y el abrazo del socialismo y el comunismo, algo que se prolongó hasta los años 60. También fomentó la creencia de que el futuro reside en la gestión de los gobiernos de la economía, y no en unos mercados más libres. El resultado fue, por lo general, un crecimiento más lento durante esas décadas en la mayor parte del mundo subdesarrollado, incluidos China, India, las naciones del bloque soviético y África.

La hostilidad hacia los hombres de negocios y el capitalismo ha aumentado de nuevo. Sin embargo, un mundo principalmente capitalista es la "única fórmula" que puede propiciar nuevas mejoras en la riqueza y la salud tanto de las naciones prósperas como de las pobres.

por Gary Becker y Kevin Murphy
Expansion

25.8.09

¿Cuánto bajan los precios de la vivienda?. José Manuel Naredo

Ha llovido mucho desde que dominaba la creencia de que los precios de la vivienda nunca bajarían, sino que, todo lo más, moderarían su crecimiento siguiendo un “aterrizaje suave”.

24-08-2009 - Los dos años de crisis inmobiliaria han pulverizado estos interesados e infundados vaticinios. La discrepante información disponible muestra que los precios de la vivienda han bajado y siguen bajando, pero ¿cuánto?

Cuando leemos en la prensa que “los precios de la vivienda han bajado un X por ciento”, la información se refiere normalmente al índice oficial de precios de la vivienda que elabora trimestralmente el Ministerio de Vivienda. Pero este índice no recoge los precios a los que efectivamente se realizan las transacciones de viviendas, sino los precios que imputan a las viviendas las empresas de tasación de inmuebles que, como veremos, muestran una sospechosa aversión a la baja. Pues además de los normales desfases entre tasaciones y precios de mercado, el hecho de que las empresas de tasación trabajen mayoritariamente para entidades financieras interesadas en soslayar el desplome de sus garantías hipotecarias hace dudar de la independencia de esta fuente. Lo cual es grave cuando el valor de las operaciones de este mercado supera, con mucho, en nuestro país a las del mercado bursátil.

Mientras la bolsa de valores presenta diariamente índices oficiales de cotización de las operaciones efectivamente realizadas, el mercado inmobiliario ha venido contando sólo con el mencionado índice oficial que sintetiza, cada tres meses, los valores que las entidades de tasación otorgan al metro cuadrado de vivienda. En los últimos tiempos, dos nuevas fuentes han roto el monopolio que venía ejerciendo el índice mencionado. Por una parte, el INE ha elaborado un nuevo índice de precios de la vivienda a partir de los precios escriturados por los notarios, como se viene haciendo en otros países europeos. El problema estriba en que, a diferencia de estos países, en España los precios de mercado no suelen coincidir con los escriturados que están, además, ligados a prácticas recaudatorias ajenas a la coyuntura inmobiliaria, con lo cual tampoco cabe esperar que esta fuente refleje de modo fidedigno la caída de los precios de mercado. Por otra parte, Fotocasa obtiene un nuevo índice mensual de precios de la vivienda a partir de los precios de los anuncios, que también difieren de los de mercado, porque la crisis inmobiliaria es fértil en rebajas y chollos en los que los vendedores más necesitados de liquidez acaban vendiendo a precios bien inferiores a los de los anuncios.

Mientras el índice de Fotocasa lleva bajando ya más de dos años y registraba en junio una caída acumulada del 18 %, el del INE baja desde hace año y medio, con una caída acumulada próxima al 10 %, y el del Ministerio de Vivienda baja poco más de un año, con una caída acumulada que apenas supera el 8 %. Cabe concluir que las tres fuentes indicadas muestran caídas de precios de la vivienda bien diferentes, pero en todo caso inferiores a las de mercado, que no salen en la foto de nuestras precarias estadísticas.

José Manuel Naredo
Economista y estadístico

29.6.09

La Reforma Fiscal en España: Mas impuestos ¿para quíen?. Francisco Núñez

500.000 ricos blindados ante Hacienda
Las grandes fortunas y las rentas altas no sufrirán la subida de impuestos que prepara el Gobierno. El impacto de la reforma fiscal recaerá, sobre todo, en los cinco millones de rentas medias.

29-06-2009 - El Gobierno ya no oculta sus intenciones ni la gravedad de la situación de las cuentas públicas. Por primera vez en la Historia, el déficit del Estado alcanzará este año el 10% del PIB (más del 8,5% será de la Administración Central), y, probablemente, el de 2010 también tendrá dos dígitos.

Ante la falta de compromiso para aplicar un fuerte tijeretazo al gasto del Estado, y de forzar que las 17 autonomías y los 8.000 ayuntamientos hagan lo mismo -todos ellos endeudados hasta las cejas-, el Ejecutivo va a optar por la subida de impuestos, en particular del IRPF, a partir de 2010. Necesita hacer caja con urgencia y va a centrar su objetivo en los impuestos sobre los que dispone de mayor control.

De ahí que haya empezado por subir los impuestos de las gasolinas, el gasóleo de automoción y el tabaco. Son habas contadas, porque cada cisterna que sale de la Corporación Logística de Hidrocarburos tiene a un inspector detrás. Y las cajetillas de tabaco necesitan el sello de Hacienda para su comercialización.

¿Cómo puede obtener ingresos rápidos? Con el IRPF, que grava exclusivamente a las rentas de trabajo, el verdadero caladero de las arcas públicas. ¿Y de qué tipo de rentas puede recaudar más? De las medias, que son casi cinco millones de declarantes, con ingresos de entre 21.000 y 60.000 euros, y que aportan cerca del 50% de la recaudación total de Hacienda.

Las rentas bajas declaradas, donde se concentra el mayor interés electoral, o no tributan o pagan muy poco al fisco. Cualquier empresario puede diseñarse su sueldo para pagar menos. Prueba de ello es que los autónomos declaran de media un 25% menos de ingresos que cualquier trabajador.

Por su parte, las altas no existen en el IRPF. Ni unas ni otras sufrirán, por tanto, los efectos de la reforma fiscal.

Como rentas altas, si se entiende como tales aquellas que obtienen ingresos superiores a 60.000 euros anuales, sólo constan para el fisco medio millón de personas (el 3%), de los casi 18 millones de declarantes. Son cerca de 500.000 ricos, que tienen un tratamiento fiscal discriminatorio respecto a las rentas de trabajo. Muchos de ellos se encuentran tras las denominadas Sicav, que tributan al 1% gracias a una exención del 99%. Además, el PSOE ha suprimido el Impuesto de Patrimonio y ha permitido que los contribuyentes deslocalizados en paraísos fiscales puedan comprar deuda española de forma anónima.

También tributan al 18% las rentas de capital y las patrimoniales, a diferencia de las de trabajo, que lo hacen hasta el 43%. Para todas ellas, no habrá ninguna subida de impuestos.

El porqué es evidente. La propia vicepresidenta económica, Elena Salgado, ha reiterado que subir los impuestos a este colectivo tendría «poca capacidad recaudatoria».

El PSOE intentó esta semana aprobar una enmienda para instar al Gobierno a una subida de impuestos, en la que ya trabaja, para las rentas más altas y el aumento de la progresividad del IRPF (para que pague más quien más gana).

Sin embargo, las rentas elevadas, las de verdad, no constan en el sistema fiscal español. Ni el Gobierno tiene intención, aunque figure en su programa electoral, de «mejorar la equidad y la justicia fiscal». SIGUE EN PÁGINA 2

Los expertos, aunque son conscientes de que el Gobierno necesita dinero urgente, manifiestan la falta de equidad fiscal. Los inspectores, incluso, denuncian la ausencia de medios para combatir el fraude fiscal y la limitación de la actuación a las rentas de trabajo.

Francisco de la Torre, portavoz de la Organización Profesional de Inspectores de Hacienda, dice que el IRPF no es un instrumento válido para determinar qué individuos tienen grandes ingresos, «porque los titulares de grandes fortunas pueden determinar qué ingresos percibirán como persona física», mientras que tienen capacidad para eludir los de otra índole.

En este sentido, denuncia el tratamiento fiscal de las Sociedades de Inversión de Capital Variable (Sicav), que el PSOE -con el acuerdo del PP- ha sacado de la posible inspección de Hacienda para someterlas al control de la CNMV. El supervisor no ha suspendido a una sola Sicav por incumplir los requisitos exigidos para ser considerada sociedad de inversión colectiva (entre ellos, el de tener a 100 accionistas). Sin embargo, los inspectores encontraron en 2005 (en la primera actuación) más de un centenar de sociedades que utilizaban mariachis (empleados de las gestoras, prestados como socios). Pero las actas fueron archivadas.

De la Torre extiende esta práctica de casi nula tributación de las grandes fortunas a la bonificación del 99% de las sociedades de capital riesgo o a las entidades de tenencia de valores extranjeros, que no tributan por dividendo y plusvalía de fuente exterior. De cualquier forma, las rentas mobiliarias sólo pagan el tipo único del 18%, sin progresividad alguna.

También menciona las habituales operaciones de sociedades instrumentales e interpuestas a través de zonas de poca tributación como Holanda (5%) o a través de paraísos fiscales, desde donde se controlan «muchas sociedades patrimoniales», dice. Además, añade a este catálogo de tributaciones laxas a los deportistas impatriados (pagan el 24% frente al 43% de los contribuyentes) o incluso a los españoles que fijan su residencia en paraísos fiscales y que luego representan a España en las competiciones. «La Agencia Tributaria debería ser más eficaz contra la evasión fiscal asociada a los grandes patrimonios, nos faltan medios personales», señala.

Por si fuera poco, el Gobierno permite invertir en deuda pública desde paraísos fiscales y ha eliminado el Impuesto de Patrimonio en lugar de reformarlo. «Nos deja sin información, sobre todo de las operaciones con acciones de empresas no cotizadas», señala De la Torre.

¿Cuantos ricos de verdad hay en España? Un informe de Merryl Linch de 2008 dice que hay 127.000 fortunas por encima de un millón de dólares. Pero no incluye el patrimonio inmobiliario ni a sus tenedores. Y en España, hay mucha fortuna en el ladrillo y en el sector rústico.

En el Impuesto de Patrimonio aparecen más de 300.000 ciudadanos con patrimonios superiores al millón de euros. Y no están todos los que son porque al haber sido transferido a las autonomías, Hacienda había dejado de hacer comprobaciones. Por su parte, en las 3.369 Sicav aparecen 440.000 partícipes (no todos son ricos), de las que 27 tienen un patrimonio social de 90 millones de euros. El patrimonio total es de 27.143 millones.

Salvo en Irlanda, con un modelo de crecimiento económico similar al español y que ahora tiene sus finanzas públicas en un proceso de quiebra técnica, ningún Gobierno ha anunciado subida de impuestos directos en plena recesión. Alemania, cuya economía no se sustenta en el consumo, ha subido el IVA; mientras que Estados Unidos ha decidido incrementar sus medios materiales y personales para combatir el fraude fiscal en los paraísos fiscales.

Todos los expertos señalan que una subida de impuestos en España podría retrasar la salida de la crisis económica. Significa detraer liquidez del bolsillo de los ciudadanos, que postergarán cualquier decisión de consumo. Además, reduciría sus posibilidades de ahorro, precisamente cuando más lo necesita la economía, frente al despilfarro de los últimos años, cuando las entidades tuvieron que acudir a los mercados internacionales en busca de financiación, otro de los desequilibrios de la situación actual.

Incluso el Gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, ha advertido de que las subidas de impuestos podrían «esterilizar» los efectos expansivos de las medidas de impulso adoptadas.

El Gobierno, que tendría que haber aplicado ya en los presupuestos de 2008 un duro ajuste, llega de nuevo tarde. Según apunta De la Torre, el «Gobierno necesita subir los impuestos en 2010 para recaudar al menos 15.000 millones adicionales» y cumplir los objetivos del techo de gasto (183.000 millones). Si esa cifra se concentra en el IRPF, como se desprende de los anuncios de los altos cargos de Hacienda y del Gobierno, «necesita aumentar un 20% la recaudación actual».

Y si en enero de 2008, en plena campaña electoral del 9-M, la medida de reducir 400 euros a las nóminas de trabajo para aliviar a los ciudadanos de la carga de las hipotecas era «hiperprogesiva», como dijo la vicepresidenta primera, María Teresa Fernández de la Vega, ahora el PSOE decide suprimirla porque beneficia a las rentas más altas.

Además, Zapatero anunció que esta devolución era «un compromiso para toda la legislatura» y que iba a general 104.000 empleos.

Según los expertos, eliminar los 400 euros es «una enorme subida del IRPF». «Será el incremento de impuesto más elevado hasta ahora», matiza Luis del Amo, director general del Registro de Economistas Asesores Fiscales (REAF).

Para evitar un importante desgaste político -la declaración de la renta de 2010 coincidirá con las elecciones municipales de 2011-, esta supresión podría concentrarse sólo en las rentas superiores a los 21.000 euros, según fuentes de Hacienda. Es decir, las que obtienen los 400 euros íntegros al generar cuota suficiente.

Medida electoral

De cualquier forma, a un año después de su implantación, todavía el Gobierno no ha facilitado los datos del coste real de esta medida, que no se puso en marcha para combatir la crisis sino para ganar las elecciones. El Ministerio de Economía tiene presupuestado para 2009 un coste de 5.800 millones. Sin embargo, la cifra no llegará este año a los 4.000 millones porque hay 1,4 millones de parados mas que han dejado de percibir esta devolución.

Otra de las ofertas electorales de Zapatero, los 2.500 euros por nacimiento, también va a desaparecer a partir de este límite (21.000 euros), aunque todavía no hay una decisión política al respecto. El PSOE se olvidó de la progresividad de esta prestación y la ha estado dando generosamente a cualquier madre, sea cual fuere su renta.

Como anunció Zapatero en del Debate del estado de la Nación, también se quiere limitar la deducción por vivienda según los ingresos. Inicialmente, el presidente dijo que a partir de 24.000 euros, pero podría elevarse ese límite. Sin embargo, salvo que el Gobierno decida un nuevo cambio de criterio, esta medida se aplicará a partir de 2011. Por tanto, no tendrá incidencia recaudatoria alguna en 2010 y su coste fiscal previsto se mantendrá en 4.300 millones.

Por todo ello, los tipos marginales máximos a partir de 21.000 euros pueden sufrir también un incremento. Entre estos ingresos y los 60.000 hay casi cinco millones de liquidaciones, que pagan casi 30.000 millones de euros a Hacienda (la mitad de la recaudación total).

El problema es que, si estos tipos marginales suben mucho y se alejan de los vigentes del Impuesto de Sociedades (25% para las pymes), es muy posible que muchos directivos se bajen el sueldo que se diseñan para pagar menos aún por IRPF. Esta es una de las prácticas más habituales que denuncian los inspectores frente a la transparencia de las nóminas.

De aquí que sea en los tramos de rentas medias donde se concentra la mayor parte de la tajada recaudatoria. Por arriba, cada vez hay menos rentas declaradas, mientras que por debajo de los 21.000 euros aumentan espectacularmente, incluso en los años del boom económico. Por ejemplo, es llamativo que el 42% de los contribuyentes declaren ingresos inferiores a 12.000 euros. De esta forma, no sólo pagan menos impuestos sino que sus hijos pueden beneficiarse del gasto social de guarderías y becas.

Francisco Núñez
El Mundo

¿Sentados a esperar el nuevo modelo productivo?. SEBASTIÁN TOBARRA

La solución a la crisis -innovación, patentes, educación y exportación de tecnología- se hace de rogar - El cambio va demasiado lento, las empresas no cumplen y el Gobierno aún no ha elaborado la ley de economía sostenible

26-06-2009 - "Que inventen ellos", dijo Unamuno. La frase del que fue rector de la Universidad de Salamanca es de 1909. Refleja el atraso y el aislamiento español de la época. Han pasado 100 años y España -que no hizo en su momento la revolución industrial, pero que ha alcanzado el 104% de la renta media europea- ve que su empleo se desmorona con la crisis como un soufflé. El epitafio del modelo económico lo escriben muchos: Gobierno, oposición, empresarios y expertos. El modelo ya no sirve. Falta tecnología, innovación y formación, dicen los expertos.

El presidente del Ejecutivo anunció, en el último debate del estado de la nación, que el Ejecutivo impulsará el cambio a través de una ley de economía sostenible. Pero eso requiere fraguar pactos con los agentes sociales, los grupos parlamentarios y comunidades autónomas. Por tanto, requerirá tiempo, y éste parece agotarse ante una necesidad acuciante que no logra resolverse en España.

El discurso de la innovación va calando. La crisis se ha llevado por delante 1,3 millones de empleos en un año: 6,4% del total, según la Encuesta de Población Activa (EPA), que eleva los parados a cuatro millones. En Francia o Italia, con más innovación, la pérdida de empleo ha sido muy inferior. Francia ha perdido el 0,7%; Italia, el 0,8%; Reino Unido, el 1,1%. Y la caída media europea ha sido del 1,2%, según la agencia estadística Eurostat.

Todos dicen que el derrumbe del empleo tiene que ver con un modelo basado en mucho ladrillo y poca tecnología. El secretario general de Innovación, Juan Tomás Hernani, cree que la burbuja inmobiliaria sólo explica la mitad de los nuevos parados. La otra mitad es por la falta de una industria innovadora, añade. Hay que fabricar productos de más valor, cambiar ladrillos por PC y servicios turísticos por biotecnología es el mensaje. Pero ¿puede hacerse?, ¿cómo?, ¿en qué plazo? Se puede, responden los expertos consultados, pero enganchar la economía a la innovación tardará.

Un primer factor de diferencia de España con los países centrales europeos es el peso de la industria: el 17,3%, medido a través del valor añadido bruto, según Eurostat. En otros países, la industria pesa bastante más. En Alemania, es el 26%; en Italia, el 20,8%; en Holanda, el 19,2%; en Suecia, el 22,8%, y en Reino Unido, el 17,5%, pero su poder tecnológico es muy superior como muestran sus exportaciones globales, las tecnológicas y sus patentes. Y el sistema educativo funciona mejor en estos países, con menos fracaso escolar y más personas con estudios posobligatorios.

Para enganchar la economía al nuevo modelo, los expertos señalan cuatro palancas: la formación, la investigación y el desarrollo (I+D), las patentes, y la capacidad de exportar tecnología. Las cuatro están vinculadas a una meta: hacer productos más sofisticados y con más valor.

Pero "el cambio no podrá ser rápido. No tenemos industria suficiente para innovar. Históricamente, las innovaciones han llegado desde la industria y si no tenemos tejido suficiente es difícil de innovar", dice Jordi Maluquer de Motes, catedrático de Historia Económica de la Universidad Autónoma de Barcelona.

"Hay excepciones, pero tenemos una industria vinculada a sectores como la construcción para fabricar ladrillos, tejas o cristal. Desde estos sectores también se puede innovar, pero hay que estar en otros sectores innovadores", añade Maluquer.
INNOVACIÓN Por debajo de Europa

En la primera palanca, la del I+D, España está creciendo más que el promedio europeo, aunque hay una brecha importante respecto a otros países. España destinó a I+D el 1,27% de su riqueza el año pasado (13.342 millones de euros) -medida a través del producto interior bruto (PIB)-, según la Fundación para la Innovación Tecnológica Cotec. En 2000 España sólo destinaba el 0,91% de su riqueza a I+D.

Pero los datos de I+D palidecen frente a otros países. La media de los países del euro destina el 1,86% de su PIB a I+D. Esas 59 décimas de diferencia, aunque parecen poco, suponen un socavón de 6.000 millones de euros al año. Para igualar a Francia, en relación con su peso económico, el esfuerzo debería ser aún mayor: Francia destina el 2,08% de su PIB a I+D; y Alemania, el 2,53%, según Eurostat.

"El cambio tardará. El modelo no se puede cambiar de golpe", asegura Rafael Pampillón, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad CEU-San Pablo. "A España le falta tecnología propia", recalca Pampillón. Este experto pone dos ejemplos de países que han hecho el cambio: Irlanda y Finlandia, los dos mucho más pequeños que España. A los dos les ha costado tiempo cambiar. "Irlanda está sufriendo porque tenía burbuja inmobiliaria", dice Pampillón. Pasó de una economía con gran peso agrícola y una industria basada en el montaje con poco valor añadido y mano de obra barata "a una apuesta por sectores como la farmacia y la biotecnología. Y bajó al 12,5% el impuesto que grava los beneficios empresariales", añade el catedrático de San Pablo-CEU.

Juan Mulet, director general de Cotec, resume: "Estamos mal, pero vamos bien. Mejoramos, pero venimos de atrás y el cambio es lento", añade el director de Cotec, que no se atreve a poner un plazo para lograr el cambio. Mulet cita dos factores que impulsan el cambio. Uno, que "ahora la sociedad española se da cuenta de que se debe cambiar hacia un modelo productivo basado en la tecnología y la innovación". Y dos: "Vamos subiendo la inversión en I+D a un ritmo del 10%-12% anual en la Administración y del 13% en la parte empresarial, pero necesitamos más empresas que basen su competitividad en la innovación", agrega el director de Cotec. De hecho, según el secretario general de Innovación, el 55% de la inversión en I+D es privada cuando debería subir al 66%.
PATENTES Un ritmo lento

La segunda palanca, la de las patentes, también mejora, pero en este caso a ritmo más lento que el I+D. Pampillón ha hecho una lista de patentes concedidas por la norteamericana United States Patent and Trademark Office (USPTO) en la que España figura en el lugar número 20 de ente 173 países, que encabezan EE UU, Japón y Alemania.

España registró en la USPTO 363 patentes el año pasado frente a 3.720 de Francia, un gran desfase porque la economía francesa tiene el doble de tamaño que la española pero tiene 10 veces más patentes en la USPTO. O la británica, que casi dobla el tamaño de la española pero registró 11 veces más patentes. Si se atiende a los datos de la Oficina de Patentes Europea (OEP, en sus siglas en inglés), España registró en ella 26,3 patentes por cada millón de habitantes, una cuarta parte de la media comunitaria. Aun así, la distancia se ha acortado. Hace 10 años era mayor (véase gráfico).
EXPORTACIONES Un 8,5% más que en 2007

En la tercera palanca, la de las exportaciones tecnológicas, las de tipo medio y alto fueron de 185 millones en 2007, un 8,5% más que el año anterior, según el Instituto Nacional de Estadística. En ocho años han crecido el 43%. Estas exportaciones están ligadas a sectores como el farmacéutico y el automóvil.

Pero las exportaciones que abarcan sólo la alta tecnología apenas fueron el 4,92% de las ventas totales de España al exterior en 2006, según Eurostat. Ahí se ve un descenso de peso en los últimos años (véase gráfico).

Aunque están por encima de España, también Alemania, Italia o Francia han perdido peso en sus exportaciones de alta tecnología desde la irrupción de países como China o Taiwán.

Desde el Gobierno, Juan Tomás Hernani, secretario general de Innovación dice: "Nos faltan 6.000 millones de euros al año en I+D para estar en la media europea. Llevamos cinco años de crecimiento a un ritmo del 12%-13%. Debemos mantener el ritmo y necesitamos una legislatura y media, siete años, para alcanzar el nivel europeo. Ya tenemos 48.000 empresas que podemos llamar innovadoras, pero necesitamos otras 45.000", añade.

¿En qué trabaja el ministerio para impulsar el cambio? En varios frentes: en el financiero, para fomentar que las entidades financieras apoyen actividades de innovación; en la internacionalización de la innovación, porque "no se podrá tener una dimensión internacional sin innovar", y en lograr que "más empresas realicen tareas innovadoras", señala Hernani. El secretario general recalca que el Gobierno ha convertido en indefinida la rebaja en el impuesto de sociedades a las empresas que invierten en investigación e innovación, lo que les supuso un ahorro "de 315 millones el último año".

Crisa y Mier Comunicaciones son dos ejemplos de empresas que usan la innovación para competir en el exterior. La madrileña Crisa tiene 400 empleados, fabrica equipos electrónicos para satélites y vende fuera de España. Sus ventas han crecido a un ritmo entre el 10% y el 15% en los últimos tres años. "El éxito viene de la tecnología. La fábrica se puede ir a cualquier parte, la tecnología, no", dice el director de Crisa, Víctor Rodrigo.

Mier Comunicaciones es una firma familiar catalana que produce material para la televisión digital terrestre (TDT), y trabaja para agencias espaciales y constructores de satélites. "Para nosotros, la innovación es básica. Hay un proceso continuo de cambio y hay que innovar para seguir en la brecha", dice su presidente, Pedro Mier Albert.
EDUCACIÓN A la espera de un pacto

En cuanto a la educación, la cuarta palanca, los datos muestran que hay un porcentaje de españoles (el 28%) entre 25 y 64 años con estudios superiores (24% en la UE), por encima de Francia (26%), Italia (13%), o Alemania (18%), según datos del Ministerio de Educación basados en estadísticas de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Pero el fracaso escolar y el nivel formativo de la población española joven flaquea. Sólo el 61,1% de los que tienen entre 20 y 24 años han completado estudios más allá de la ESO -bachillerato o formación profesional-. Una tasa muy baja comparada con el 78,1% de media de los países del euro. El 72,5%, en Alemania; el 82,4%, en Francia, y el 76,3% de Italia, según Eurostat.

La formación es básica porque a menos formación hay más desempleo. La tasa media de paro el año pasado -antes de estallar la fase aguda de la crisis- fue del 13% para trabajadores entre 25 y 34 años que no habían acabado la secundaria, según la EPA; del 10,3% para los que terminaron esta etapa; de sólo el 8% para quienes tenían bachillerato o formación profesional y apenas fue del 6,4% para personas con educación superior. Y la tendencia sirve para los de 25 a 64 años, aunque más atenuada, según el Ministerio de Educación. El ministro de Educación, Ángel Gabilondo, ya ha dicho que pretende alcanzar un pacto educativo que comprometa a todos.

SEBASTIÁN TOBARRA
El Pais

15.6.09

Los mensajes tóxicos de Wall Street. Joseph Stiglitz

Uno de los legados de esta crisis será una batalla de alcance global en torno a ideas. O mejor, en torno a qué tipo de sistema económico será capaz de traer el máximo beneficio para la mayor cantidad de gente.
Joseph Stiglitz

15-06-2009 - Toda crisis tiene un final, y aunque hoy por hoy las cosas pintan negras, también esta crisis económica pasará. Lo cierto, en todo caso, es que ninguna crisis, y mucho menos una tan grave como la actual, remite sin dejar un legado. Uno de los legados de esta crisis será una batalla de alcance global en torno a ideas. O mejor, en torno a qué tipo de sistema económico será capaz de traer el máximo beneficio para la mayor cantidad de gente. En ningún sitio esa batalla es más enconada que en el Tercer Mundo. Alrededor del 80 por ciento de la población mundial vive en Asia, América Latina y África. De entre ellos, unos 1.400 millones subsisten con menos de 1.25 dólares diarios. En los Estados Unidos, llamar a alguien socialista puede no ser más que una descalificación exagerada. En buena parte del mundo, sin embargo, la batalla entre capitalismo y socialismo –o al menos entre lo que muchos estadounidenses considerarían socialismo- sigue estando en el orden del día. Es posible que la crisis actual no depare ganadores. Pero sin duda ha producido perdedores, y entre éstos ocupan un lugar destacado los defensores del tipo de capitalismo practicado en los Estados Unidos. En el futuro, de hecho, viviremos las consecuencias de esta constatación.

La caída del Muro de Berlín, en 1989, marcó el fin del comunismo como una idea viable. Ciertamente, el comunismo arrastraba problemas manifiestos desde hace décadas. Pero tras 1989 se volvió muy difícil salir en su defensa de manera convincente. Durante un tiempo, pareció que la derrota del comunismo suponía la victoria segura del capitalismo, particularmente del capitalismo de tipo estadounidense. Francis Fukuyama llegó a proclamar “el fin de la historia”, definió al capitalismo de mercado democrático como el último escalón del desarrollo social y declaró que la humanidad toda avanzaría en esa dirección. En rigor, los historiadores señalarán los 20 años siguientes a 1989 como el breve período del triunfalismo estadounidense. El colapso de los grandes bancos y de las entidades financieras, el subsiguiente descontrol económico y los caóticos intentos de rescate han dado al traste con ese período. Y también con el debate acerca del “fundamentalismo de mercado”, con la idea de que los mercados, sin control ni restricción alguna, pueden por sí solos asegurar prosperidad económica y crecimiento. Hoy, sólo el autoengaño podría llevar a alguien a afirmar que los mercados pueden auto-regularse o que basta confiar en el auto-interés de los participantes en el mercado para garantizar que las cosas funcionen correctamente y de forma honesta.

El debate económico es especialmente intenso en el mundo en vías de desarrollo. Aunque aquí en occidente tendemos a olvidarlo, hace 190 años una tercera parte del producto bruto mundial se generaba en China. Luego, y de una manera un tanto repentina, la explotación colonial y los injustos acuerdos comerciales, combinados con una revolución tecnológica en Estados Unidos y Europa, condenaron al rezago a los países en desarrollo. A resultas de ello, hacia 1950 la economía china representaba menos del 5 por ciento del producto bruto mundial. A mediados del siglo XIX, en realidad, el Reino Unido y Francia tuvieron que emprender una guerra para abrir China al comercio global. Esta fue la “segunda guerra del opio”, llamada así porque los países occidentales tenían muy poco que vender a China a excepción de estas drogas, que pronto invadieron sus mercados y generaron una amplia adicción entre la población. Con esta guerra, occidente ensayaba una vía temprana de corrección de la balanza de pagos.

El colonialismo dejó una herencia compleja en el mundo en desarrollo. Entre la mayoría de la población, sin embargo, la visión dominante era que habían sido cruelmente explotados. Para muchos nuevos líderes, la teoría marxista ofrecía una interpretación sugerente de esta experiencia, puesto que sostenía que la explotación era en realidad el motor del sistema capitalista. Por eso, la independencia política que las colonias conquistaron tras la segunda guerra mundial no supuso el fin del colonialismo económico. En algunas regiones, como África, la explotación –la extracción de recursos naturales y la devastación del ambiente a cambio de migajas- era evidente. En otros sitios fue más sutil. En diferentes regiones del mundo, instituciones internacionales como el Fondo Monetario Internacional o el Banco Mundial pasaron a ser vistas como instrumentos de control pos-colonial. Estas instituciones propiciaron el fundamentalismo de mercado (o “neoliberalismo”, como fue a menudo llamado) una categoría idealizada por los estadounidenses como “mercados libres e irrestrictos”. Asimismo, presionaron a favor de la desregulación del sector financiero, de las privatizaciones y de la liberalización del comercio.

El Banco Mundial y el FMI aseguraban que todo lo hacían por el bien de los países en desarrollo. Su actuación estaba respaldada por equipos de economistas partidarios del libre mercado, muchos de ellos provenientes de la catedral de la economía de libre mercado, la Universidad de Chicago. Al final, los programas de los ‘Chicago boys’ no trajeron los resultados prometidos. Los ingresos se estancaron. Allí donde hubo crecimiento, la riqueza fue a parar a los estratos más altos. Las crisis económicas en países concretos se volvieron cada vez más frecuentes. Sólo en los últimos 30 años, de hecho, se produjeron más de cien de considerable gravedad.

En este contexto, no sorprende que las poblaciones de los países en desarrollo creyeran cada vez menos en las motivaciones altruistas de Occidente. Sospechaban que la retórica de la economía libre de mercado –lo que pronto se conoció como “el Consenso de Washington”- era sólo la cobertura de los intereses comerciales de siempre. Estas sospechas se vieron reforzadas por la propia hipocresía de los países occidentales. Europa y Estados Unidos no abrieron sus propios mercados a la agricultura producida en el Tercer Mundo, que con frecuencia era todo lo que estos países podían ofrecer. Por el contrario, los forzaron a eliminar subsidios necesarios para la creación de nuevas industrias, a pesar de que ellos otorgaban subsidios a sus propios agricultores.

La ideología del libre mercado resultó ser una excusa para acometer nuevas formas de explotación. “Privatizar” quería decir que los extranjeros podían comprar minas y campos petrolíferos a bajo precio en los países en desarrollo. Suponía que podían extraer considerables beneficios de actividades monopólicas y semi-monopólicas como las telecomunicaciones. “Liberalizar”, por su parte, quería decir que podían obtener créditos con facilidad. Y si las cosas iban mal, el FMI forzaba la socialización de las pérdidas, con lo que el esfuerzo de pagar a los bancos recaía sobre la población en su conjunto. También comportaba que las empresas extranjeras pudieran arrasar con las industrias emergentes, bloqueando el despliegue del talento empresarial local. El capital fluía libremente, pero el trabajo no, salvo en el caso de los individuos mejor dotados, que podían encontrar un empleo en el mercado global.

Obviamente, éstos no son más que brochazos de un cuadro más complejo. En Asia, por ejemplo, siempre hubieron resistencias al Consenso de Washington e incluso restricciones a la libre circulación de capital. Los gigantes asiáticos –China e India- condujeron la economía a su manera y obtuvieron inéditos índices de crecimiento. Pero en general, y sobre todo en aquellos países en los que el Banco Mundial y el FMI controlaron las riendas, las cosas no fueron demasiado bien.

Para los críticos del capitalismo estadounidense en el Tercer Mundo, la manera en que los Estados Unidos han respondido a la crisis constituye la gota que colma el vaso. Durante la crisis del sudeste asiático, hace apenas una década, los Estados Unidos y el FMI exigieron que los países afectados redujeran el déficit a través de recortes en el gasto social. Poco importó que en países como Tailandia estas medidas contribuyeran a un resurgimiento de la epidemia del SIDA, o que en otros como Indonesia comportara el recorte de subsidios para la alimentación de los hambrientos. Estados Unidos y el FMI forzaron a estos países a aumentar los tipos de interés, en algunos casos en más de un 50 por ciento. Urgieron a Indonesia que fuera dura con los bancos y al gobierno que no acudiera en su rescate ¡Qué peligroso precedente! –dijeron- ¡qué tremenda intervención en el delicado mecanismo de relojería del libre mercado!

El contraste entre la reacción exhibida ante las crisis asiática y estadounidense es notorio y no ha pasado inadvertido. Para sacar a Estados Unidos del pozo, somos testigos de incrementos masivos del gasto y del déficit, así como de tasas de interés que prácticamente han sido reducidas a cero. Las ayudas a los bancos fluyen a diestra y siniestra. Algunos de los funcionarios de Washington que tuvieron que lidiar con la crisis asiática son ahora los encargados de dar respuestas a la crisis estadounidense ¿Por qué los Estados Unidos –se pregunta la gente del Tercer Mundo- prescriben una medicina diferente cuando se trata de sí mismos?

En los países en desarrollo, son muchos los que aún padecen los efectos del sermoneo recibido en los últimos años: adoptad instituciones como las de los Estados Unidos; seguid nuestras políticas; comprometeos con la desregulación; abrid vuestros mercados a los bancos norteamericanos si queréis aprender “buenas” prácticas bancarias; y vended (no por casualidad) vuestras empresas y bancos a los Estados Unidos, especialmente si es a precio de ganga durante las épocas de crisis. Sí, reconocía Washington, puede ser doloroso, pero al final estaréis mejor. Los Estados Unidos enviaron a sus Secretarios del Tesoro (de ambos partidos) alrededor del mundo a predicar la buena nueva. A ojos de muchos, la puerta giratoria que permite a los líderes financieros norteamericanos pasar cómodamente de Wall Street a Washington y otra vez a Wall Street, les otorgaba todavía más credibilidad: parecían combinar a la perfección el poder del dinero y el poder de la política. Los líderes financieros norteamericanos tenían razón en pensar que lo que era bueno para los Estados Unidos o el mundo era bueno para los mercados financieros. Pero lo contrario no era cierto: no todo lo que era bueno para Wall Street era bueno para los Estados Unidos y el mundo.

No es un simple gesto de Schadenfreude, de alegría por la desgracia ajena, lo que motiva el severo juicio que los países en vías desarrollo realizan del fracaso económico de Estados Unidos. También está en juego la necesidad de discernir cuál es el sistema económico que mejor puede funcionar en el futuro. Indudablemente, estos países tienen todo el interés del mundo en que ver una pronta recuperación de los Estados Unidos. Saben que por sí solos no podrían afrontar lo que los Estados Unidos han hecho para intentar revivir su economía. Saben que ni siquiera el elevado nivel de gasto realizado está funcionando demasiado rápido. Saben que a resultas del colapso económico norteamericano, 200 millones de personas más han caído en la pobreza en el curso de los últimos años. Pero están convencidos, cada vez más, de que cualquier ideal económico propugnado por los Estados Unidos es un ideal del que seguramente habría que huir.

¿Por qué debería preocuparnos la desilusión del mundo con el modelo estadounidense de capitalismo? La ideología que promovimos todos estos años ha dejado de funcionar, pero tal vez esté bien que no pueda repararse ¿Podríamos acaso sobrevivir –incluso tan bien como hasta ahora- si nadie se adhiere al modo de vida norteamericano?

Seguramente, nuestra influencia disminuirá, ya que es poco probable que se nos considere un modelo a seguir. En cualquier caso, es lo que ya estaba ocurriendo de hecho. Los Estados Unidos solían desempeñar un papel crucial en el capital global, ya que otros pensaban que teníamos un especial talento para lidiar con el riesgo y para asignar recursos financieros. Hoy nadie piensa algo así, y Asia – de donde proceden buena parte de los ahorros del mundo - ya está desarrollando sus propios centros financieros. Hemos dejado de ser la fuente central del capital. Los tres bancos más importantes del mundo son ahora chinos. El principal banco norteamericano ha caído al quinto puesto.

El dólar ha sido durante mucho tiempo la moneda de reserva. Los países tenían al dólar como referencia para determinar la confianza en sus propias monedas y gobiernos. Sin embargo, progresivamente se ha ido imponiendo en los bancos centrales de diferentes partes del mundo la idea de que el dólar puede no ser un referente de valor. Su valor, de hecho, ha oscilado y ha ido cayendo. El enorme incremento de la deuda norteamericana durante la presente crisis, combinado con los préstamos indiscriminados de la Reserva Federal, han disparado las especulaciones en torno al futuro del dólar. Los chinos han sugerido de manera abierta la posibilidad de inventar algún tipo nuevo de moneda para reemplazarlo.

Mientras tanto, el coste de lidiar con la crisis está desbordando nuestras necesidades. Nunca hemos sido generosos en nuestra ayuda a los países pobres. Pero las cosas están empeorando. En los últimos años, la las inversiones chinas en África han sido superiores a las del Banco Mundial y el Banco Africano de Desarrollo juntos, muy lejos de las realizadas por Estados Unidos. Para afrontar la crisis, los países africanos corren a Beijing en busca de ayuda, no a Washington.

Mi preocupación aquí, en todo caso, tiene que ver con el ámbito de las ideas. Me preocupa que, a medida que se vean con mayor nitidez las fallas del sistema económico y social norteamericano, las personas de los países en desarrollo vayan a extraer conclusiones erróneas. Sólo unos pocos países -y acaso los propios Estados Unidos- aprenderán correctamente la lección. Se darán cuenta de que para salir adelante es necesario un régimen en el que el reparto de papeles entre mercado y gobierno sea equilibrado y en el que haya un estado fuerte capaz de administrar formas efectivas de regulación. Se darán cuenta de que el poder de los intereses privados debe limitarse.

Otros países, empero, sacarán conclusiones más confusas y profundamente trágicas. Tras el fracaso de sus sistemas de posguerra, la mayoría de países ex comunistas retornaron al capitalismo de mercado y encumbraron a Milton Friedman en lugar de a Karl Marx como nuevo dios. Con la nueva religión, sin embargo, no les ha ido bien. Muchos países pueden pensar, en consecuencia, que no sólo el capitalismo ilimitado, de tipo estadounidense, ha fracasado, sino que es el propio concepto de economía de mercado el que ha fallado y ha quedado inutilizado para cualquier circunstancia. El viejo comunismo no regresará, pero sí diversas formas excesivas de intervenir en el mercado. Y fracasarán. Los pobres sufren con el fundamentalismo de mercado, que genera un efecto derrame, pero de abajo hacia arriba y no de arriba hacia abajo. Pero los pobres seguirán sufriendo con este tipo de regímenes, puesto que no generarán crecimiento. Sin crecimiento no puede haber reducción sostenible de la pobreza. No ha habido nunca una economía exitosa que no haya descansado fuertemente en los mercados. La pobreza estimula la desafección. Los inevitables fracasos conducirán a mayor pobreza aún y serán difíciles de gestionar, sobre todo por parte de gobiernos llegados al poder con el propósito de combatir el capitalismo de tipo norteamericano. Las consecuencias para la estabilidad global y para la propia seguridad de los Estados Unidos son evidentes.

Hasta ahora, solía existir una sensación de valores compartidos entre los Estados Unidos y las élites educadas en Estados Unidos alrededor del mundo. La crisis económica ha erosionado la credibilidad de dichas élites. Hemos suministrado a los críticos con la disoluta forma de capitalismo practicada en Estados Unidos, poderosa munición para contraatacar con la prédica de una más amplia filosofía anti-mercado. Y seguimos proporcionándoles más y más munición. Mientras en la reciente cumbre del G-20 nos comprometíamos a no impulsar el proteccionismo, colocábamos una previsión de “compre norteamericano” en nuestro propio paquete de estímulos. Luego, para ablandar la oposición de nuestros aliados europeos, modificábamos dicha norma, de todo punto discriminatoria en relación con los países pobres. La globalización nos ha hecho más interdependientes; lo que ocurre en una parte del mundo afecta a la otra, un hecho probado por el contagio a otros de nuestras dificultades económicas. Para resolver problemas globales, es menester que exista un sentido de cooperación y confianza, así como un cierto sentido de valores compartidos. Esta confianza nunca fue sólida, y no ha hecho sino debilitarse en los últimos tiempos.

La fe en la democracia es otra de las víctimas. En el mundo en desarrollo, la gente mira hacia Washington y ve al sistema de gobierno que permitió a Wall Street prescribir una serie de reglas que pusieron en riesgo la economía global y que, cuando toca asumir las consecuencias, vuelve a recurrir a Wall Street para gestionar la recuperación. Ve permanentes redistribuciones de riqueza hacia la cúspide de la pirámide, claramente a expensas de los ciudadanos comunes y corrientes. Ve, en suma, un problema básico de falta de controles en el sistema democrático estadounidense. Y después que se ha visto todo esto, sólo es necesario dar un pequeño paso para concluir que hay algo que funciona inevitablemente mal con la propia democracia.

Eventualmente, la economía estadounidense se recuperará y, hasta cierto punto, nuestro prestigio en el extranjero. Durante mucho tiempo, los Estados Unidos fueron el país más admirado del mundo, y todavía es el más rico. Guste o no, nuestras acciones están sujetas a permanente examen. Nuestros éxitos son emulados. Pero nuestras fracasos son criticados con escarnio. Todo esto me devuelve a Francis Fukuyama. Fukuyama estaba equivocado al pensar que las fuerzas de la democracia liberal y de la economía de mercado triunfarían de modo inevitable y que no habría vuelta atrás. Pero no estaba equivocado al creer que la democracia y las fuerzas de mercado son esenciales para tener un mundo justo y próspero. La crisis económica, en buena medida desencadenada por el comportamiento de los Estados Unidos, ha hecho más daño a estos valores fundamentales que cualquier régimen totalitario en los tiempos recientes. Tal vez sea verdad que el mundo se encamina al fin de la historia, pero de lo que se trata, ahora, es de navegar contra el viento y de ser capaces de definir el curso de las cosas.

Joseph Stiglitz es profesor de teoría económica en la Universidad de Columbia, fue presidente del Council of Economic Advisers entre 1995 y 1997, y ganó el Premio Nobel de Economía en 2001. Actualmente, preside la Comisión de Expertos nombrada por el Presidente de la Asamblea General de Naciones Unidas para el estudio de reformas en el sistema monetario y financiero internacional.

Traducción: Xavier Layret
Sinpermiso

9.6.09

A dónde va la Unión Europea.Vicenç Navarro

El carácter público del Estado de Bienestar en lugar de ser una carga para la eficiencia económica, como asumen los economistas liberales, es una gran ventaja; es más económico, eficiente, justo y humano.
Vicenç Navarro


08-06-2009 - En la construcción europea hay un momento de gran importancia. Ocurre en Lisboa, en el año 2000, y es cuando se aprueba la llamada Estrategia de Lisboa, en la que se establece como objetivo “alcanzar a ser, en diez años, la economía basada en el conocimiento más dinámica y competitiva del mundo”. Aunque no constó en el documento, lo que aquel objetivo indicaba (y así estaba en la mente de muchos de los promotores de aquella estrategia) era la necesidad de sobrepasar en el año 2010 la eficiencia económica y nivel de riqueza de EEUU. Para conseguir tal objetivo se consideraba que debían hacerse varias reformas, que en la práctica significaban la adopción en la Unión Europea del “modelo liberal estadounidense”. En cierta manera, era el triunfo de la vía anglosajona liberal, (representada por la Administración Clinton en EEUU y por la Tercera Vía en Gran Bretaña), que se había extendido a lo largo de la Unión Europea durante los años noventa. Varios gobiernos socialdemócratas hicieron suya tal vía, convirtiéndose en partidos socioliberales. Dentro de ellos, el gobierno socialdemócrata alemán, dirigido por Schroeder, fue el que llegó más lejos, con el plan 2010, con la incorporación de políticas socioliberales en sus políticas públicas. No fue el único sin embargo. Y muchos partidos socialdemócratas en la oposición, a la espera de gobernar, enfatizaron la necesidad de modernizarse, abandonando “viejos esquemas”, tales como la importancia de medidas redistributivas o la necesidad de expandir el gasto y las intervenciones públicas. Modernizarse significaba para ellos transformarse en partidos socioliberales. En Italia la transformación fue total. Incluso el nombre del gran Partido gobernante de las izquierdas pasó a llamarse Partido Demócrata (a la imagen y semejanza Partido Demócrata de EEUU). Y en Francia, el gobierno socialista francés privatizó más empresas públicas que las que privatizaron las derechas durante el periodo post II Guerra Mundial. La privatización era la moda y así se hizo.

Los dirigentes de tal estrategia de Lisboa, fueran de la sensibilidad que fueran, eran conscientes de que muchas de las propuestas de la estrategia de Lisboa (como la reducción de gasto público, la privatización del estado del bienestar, la reducción de los beneficios sociales y laborales, la desregulación de los mercados de trabajo, el retraso de la edad de jubilación, entre otras medidas) eran altamente impopulares y no se aprobarían en los Parlamentos nacionales. De ahí que un elemento importante de la estrategia de Lisboa fuera el desplazar estas medidas a la Unión Europea, cuyo déficit democrático era notorio, con lo cual tales medidas podrían aprobarse en aquel nivel. Es más, la incorporación de los países del Este de Europa a la Unión Europea significaba el enorme reforzamiento del pensamiento liberal en la UE. Inmunizados contra cualquier intervención del Estado (resultado de su experiencia bajo regimenes comunistas), las élites gobernantes en el Este de Europa adoptaron el otro polo opuesto, el modelo liberal (con el claro apoyo del gobierno federal de EEUU, su mentor, y de su aliado, el gobierno laborista de Gran Bretaña).

LOS PROBLEMAS DE LA ESTRATEGIA DE LISBOA

Uno de los más obvios era asumir que Europa era menos competitiva que EEUU y que para superar a la economía estadounidense se tenían que incorporar elementos del “modelo liberal estadounidense” a la economía europea. Lo que se ignoraba en este supuesto es que muchos países de la UE eran ya más eficientes que EEUU. Si consideramos la productividad por hora trabajada en EEUU como el punto de referencia (100) vemos que varios países europeos tenían ya una productividad mayor (en el año que tal estrategia de Lisboa se aprobó) que EEUU, Francia 103, Austria 109, Bélgica 110, Holanda 106 y Noruega (que no es miembro de la UE) 136. Lo mismo ocurre con el crecimiento anual de la productividad durante el periodo 2000-2007. Tal crecimiento ha sido en EEUU de un 1,4%, semejante al de muchos países en la UE: Alemania 1,2%, Gran Bretaña 1,7%, Dinamarca 1,4%, Finlandia 2,9%, Holanda 4,1%, España 1,9% y Suecia 2,6%. La propuesta de crear la sociedad del conocimiento como manera de sobrepasar la productividad de EEUU ignoraba dos hechos de gran importancia: uno era que la productividad y crecimiento de la productividad, por trabajador, en el promedio de la UE, eran ya entonces (en el año 2000) semejantes, cuando no superiores, a los existentes en EEUU. El segundo hecho era que, como han señalado los informes PISA, EEUU estaba a la cola, no a la cabeza, de la OECD, en el nivel de conocimientos del estudiantado en áreas elementales, como matemáticas, comprensión de lectura, e idiomas. La mayoría de países de la Unión Europea tenían niveles de conocimiento superiores a los de Estados Unidos.

Los distintos niveles de riqueza (medidos en PIB per capita) entre EEUU y la UE, no se deben, por lo tanto, a una menor productividad o a un menor crecimiento de tal productividad. La causa mayor de tal distancia en el nivel de renta es en el número de trabajadores (más alto en EEUU que en la UE, excepto en los países escandinavos) y en el número de horas trabajadas por trabajador. Esto último era debido, en gran parte, a que el número de días de vacaciones era superior en la mayoría de países europeos que en EEUU En realidad, si la población activa en la mayoría de países de la UE fuera tan elevada como en EEUU y el número de horas trabajadas por año en la UE fuera semejante al de EEUU, el PIB por habitante de la UE sería superior al de EEUU. Los sindicatos son más fuertes en la UE que en EEUU y la población ha deseado tener más tiempo libre que tener mayor nivel de riqueza.

El tema, pues, no es tanto la productividad (la obsesión del diseño de la sociedad de conocimiento) sino el número de trabajadores. Las élites gobernantes en la Unión Europea quieren resolver esta situación a través de la inmigración. Un argumento, raramente hecho explícito, a favor de la entrada de Turquía en la UE es precisamente el atractivo de tener una gran cantera de trabajadores inmigrantes para resolver las necesidades de recursos humanos de los países de la UE y muy en particular de la UE-15. Esta posibilidad atemoriza, con razón, a grandes sectores de la clase trabajadora no cualificada, pues esta inmigración supone una mayor competitividad por puestos de trabajo y por recursos sociales (que en muchos países europeos no están garantizados por el estado como derechos universales, sino que son graciales, dependiendo del nivel de renta de la población). Y, en contra de lo que se acentúa en el discurso “políticamente correcto”, los datos señalan claramente que la inmigración tiene un impacto negativo en el nivel salarial del sector en el que trabajan, situación lógica, pues el mundo empresarial paga salarios más bajos a los inmigrantes que, al estar en situación vulnerable, aceptan condiciones de trabajo más duras y salarios más bajos. Ignorar esta realidad ha significado el desplazamiento electoral de sectores de la clase trabajadora a opciones ultraderechistas xenófobas. No es racista el más ignorante, sino el más inseguro. Y hoy, en la UE, hay mucha inseguridad entre las clases populares.

De ahí que una alternativa mejor para resolver la escasez de recursos humanos, sea la de potenciar la entrada de la mujer al mercado de trabajo para alcanzar el nivel de población que trabaja existente en EEUU. Si España tuviera la tasa de participación de la mujer en el mercado de trabajo que tiene Suecia, España tendría tres millones más de trabajadoras, pagando impuestos y creando riqueza. Y si tal porcentaje de participación de la mujer en el mercado de trabajo fuera en todos los países de la UE como lo es en Suecia, el número de trabajadores nuevos sería superior al que se conseguiría con la entrada de Turquía en la UE. Esta entrada de la mujer al mercado de trabajo requiere una expansión del Estado de Bienestar y muy en especial, la expansión del 4º pilar del estado del bienestar (los servicios de ayuda a las familias como escuelas de infancia y servicios de ayuda a las personas con dependencia) para facilitar la integración de las mujeres.

EL ERROR DE PRIVATIZAR EL ESTADO DE BIENESTAR. EL EJEMPLO DE EEUU

Los pensadores socioliberales (de los cuales el más prolífico es Anthony Giddens) se oponen a la expansión de los servicios públicos y del gasto público, por asumir que tal expansión afecta negativamente a la eficiencia económica y a su competitividad. Constantemente se refieren a EEUU como ejemplo por la competitividad de sus empresas y como modelo de eficiencia económica, señalando a sus mercados de trabajo con su supuesta gran flexibilidad, como punto de referencia necesario para la UE. Existe, sin embargo, gran confusión referente a la supuesta rigidez y falta de flexibilidad en los mercados de trabajo. La flexibilidad laboral tiene cuatro dimensiones: 1) movilidad de un sector de empleo a otro, 2) movilidad de un territorio a otro, 3) movilidad de un puesto de trabajo a otro y 4) movilidad de entrada y salida del mercado de trabajo. Existen cuatro tipos de flexibilidades y por lo tanto de rigideces. No todas ellas están relacionadas. EEUU es muy móvil en movilidad 4 pero no tanto en movilidades 1, 2 y 3 y ello como consecuencia de la privatización del Estado de Bienestar, uno de los problemas mayores que EEUU tiene y que hace a las empresas estadounidenses menos competitivas. Los beneficios sanitarios, por ejemplo, se proveen con las aportaciones de los empresarios y trabajadores a las compañías de seguro privados, las cuales contratan la provisión de servicios con los médicos y hospitales privados. La extensión de la cobertura sanitaria (qué servicios y diagnósticos están cubiertos y cuáles no) depende de la negociación colectiva en los convenios altamente descentralizados. Cuando un trabajador deja su puesto de trabajo pierde su cobertura sanitaria y la de su familia, lo que explica la resistencia a cambiar de un puesto de trabajo a otro. Ello añade una enorme rigidez al mercado de trabajo. Es más, el empresario tiene que pagar parte de su póliza a las compañías de seguro sanitario, coste que le supone una cantidad significativa. El mayor coste de producción de la industria automovilística (1.500 dólares por coche) es la póliza sanitaria para sus empleados. Toyota en Japón paga solo 97 dólares por coche (pagando en impuestos en lugar de en aseguramiento privado). Una de las políticas domésticas más importantes de la Administración Obama es, precisamente, hacer algo para controlar esta situación que añade una enorme rigidez a los mercados laborales.

El carácter público del Estado de Bienestar en lugar de ser una carga para la eficiencia económica, como asumen los economistas liberales, es una gran ventaja; es más económico, eficiente, justo y humano (en EEUU el 17% de la población no tiene ninguna cobertura sanitaria). La privatización del Estado del Bienestar que los liberales, incluyendo socioliberales, están pidiendo, está teniendo efectos negativos no sólo en la equidad sino también en la eficiencia económica. De ahí que el futuro de la Unión Europea y de su modelo social requiere la derrota electoral del liberalismo y socioliberalismo y de las políticas liberales promovidas por el establishment actual de la UE. Las centro-izquierdas deben abandonar su liberalismo si quieren ejercer el liderazgo progresista en la UE.

Vicenç Navarro
Fundación Sistema